La clausura estuvo dedicada a la memoria de Arturo Hortas, una de esas personas que creen en un mundo mejor y que nos dejó demasiado pronto, a los 47 años de edad. Su compromiso con diversas causas como la defensa de la biodiversidad, el agua, los pueblos indígenas de Ecuador o la ecología, así como con los Derechos Humanos en general, ha quedado reflejada en su labor como cineasta. Dejar constancia con la cámara de situaciones de injusticia, modos de vida o culturas minoritarias era su forma de mostrar lo que veía y alzar la voz. Tras la proyección de tres de sus obras, cada una abordando cuestiones diferentes, mantuvimos un coloquio con Cristina Giagnotti, colaboradora de Arturo y especialista en Responsabilidad Social. Entre el numeroso público que nos acompañó se encontraban algunos de sus amigos y su padre, visiblemente emocionado.
Nos quedan muchas historias que contar, personas que conocer y situaciones que denunciar, por lo que la Muestra de Cine y Derechos Humanos de Zaragoza seguirá siendo una ventana abierta al trabajo de tantos y tantas cineastas que con su mirada nos muestran las realidades, a veces muy duras, de nuestro mundo.
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